domingo, 27 de junio de 2010

Los ‘tontos útiles’ del futbol.

Dice el señor Fernando Gómez Mont, presunto secretario de Gobernación mexicano, que los defensores de derechos humanos, que deberían no existir en la medida en que los encargados de gobernar el país hicieran lo que tienen que hacer (incluido en primer lugar a don FGM), son unos ‘tontos útiles’ de la delincuencia.

Bueno, la aparente pifia declarativa del susodicho funcionario no es casual y está afianzada en el complejo ámbito social y político de la nación mexicana. La derecha no está creciendo y fortaleciendo sus posiciones de forma independiente de las actividades cotidianas y diarias de eso que se ha dado en llamar “sociedad civil”. En el día a día de las prácticas, los discursos y los símbolos de la gente de “a pié”, hay cruces y engarces con las inercias políticas de la clase hegemónica. No es casual que los niveles de intolerancia, xenofobia, homofobia y desesperación se vean reforzados dialécticamente entre muchos sectores de la “sociedad civil” y la “clase política-elite económica”.

Eso que podemos identificar (léase Bourdieu) como el campo deportivo, y específicamente el campo social futbolístico nacional, está imbricado de forma compleja con eso que asoma con tanta elocuencia en las terribles y temibles declaraciones de los hombres del poder. Acá, en este ámbito tan aparentemente inocuo y banal, el del futbol y sus conexiones sociales, se está librando una batalla (o talvez muchas batallas) que, desde mi punto de vista, están completamente conectadas con las declaraciones del secretario de gobernación.

Más despacio. México (su equipo representativo en la copa del mundo) perdió el encuentro que disputó contra la escuadra representativa de Uruguay. De forma casi inmediata, en los canales de comunicación internautas, léase feisbuk, twitter y demás, una campaña, literalmente de linchamiento, se afianzó fuertemente en contra del (también presunto) futbolista mexicano Guillermo Franco. Sólo unos minutos después de terminado el encuentro, los mexicanos que en Sur África han contratado servicios de conexión satelital para acceder al internet (que son muchos, por cierto), comenzaron a recibir mensajes en sus cuentas pidiendo, exigiendo la inmediata salida del “Guille” Franco de la alineación del equipo mexicano.

Si bien es cierto que el desempeño futbolístico de este jugador ha dejado mucho que desear y que podría calificarse de extraordinariamente malo, la campaña mediática en su contra ( y de paso contra el entrenador, Javier Aguirre) comenzó a tomar tintes de intolerancia xenofóbica y homofóbica que, en verdad son alarmantes. No es mi intención defender al “Guille” ni a Aguirre en cuanto a profesionales de una actividad que en buena medida está sustentada sobre la base de la controversia y la crítica. Los futbolistas profesionales saben perfectamente que siempre serán criticados y a veces despreciados por los aficionados. No, aquí el punto es la xenofobia y homofobia que la campaña está procesando.

Un caso extremo y parecido de esto lo vivió el guardameta brasileño Barbosa, en 1950, cuando Brasil perdió la copa del mundo organizada en ese país. Acusado por los sectores más conservadores, como lo comenta Roberto Da Matta, de haber sido el causante de la derrota y asociar esto con su negritud, literalmente “mató” en vida a Barbosa.

En el caso que me ocupa, y con las diferencias evidentes de lo sucedido hace sesenta años en Brasil, el “Guille” Franco está bajo el “fuego amigo” de la afición mexicana. En las páginas de feisbuk (para que no me vayan a acusar de no saber escribir Facebook, ahí está) se lee: “El Argentino Mas Peligroso Para el Domingo no es Messi.. Es el Guille Franco!”. Los fotomontajes que se han “subido” a este sitio, que no es el único en el internet, son elocuentes: fotos de coitos homosexuales con las caras de Franco y Aguirre abundan en él. “Gracias por invitarme a Sudáfrica mi Javi”, le dice un supuesto Guille al ficticio (con la lengua de fuera) Javier Aguirre, mientras los dos recostados y desnudos se abrazan. “Secreto en Sudáfrica” reza otro fotomontaje parodiando a la famosa película de Ang Lee. “Por primera vez un jugador y un tecnico haciendo el: waka-waka!!!” (sic), completa el modificado cartel. Otros montajes muestran al Guille portando la camiseta de la selección argentina debajo de la mexicana.

Insisto, no pretendo defender a Guillermo Franco ni a Javier Aguirre. Pienso que sus exorbitantes sueldos y su gran incapacidad profesional no son compatibles. Los jugadores profesionales de futbol mexicanos merecen una severa y fuerte crítica por sus desempeños y las grandes fortunas que muchos de ellos logran acumular a costa de millones de aficionados. De eso no cabe la menor duda.

Sin embargo, los devaneos y alarmantes discursos xenofóbicos y homofóbicos que se están manifestando en la campaña de linchamiento en contra del “Guille” y Javier Aguirre deben llamar nuestra atención. Yo pienso que van de la mano con las declaraciones del señor Gómez Mont. La derecha mexicana encuentra “tontos útiles” donde no los hay. Los verdaderos “tontos útiles” atizan el odio y la discriminación, así, en los lugares más insospechado y aparentemente inocuos de la vida social, como en el futbol. El peligro de no darse cuenta de eso y dejarlo pasar es grande. Alto a la aberración.

Sin embargo: “Aguirre que no juegue el ‘Guille’, por favor”, imploro en mi interior.

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